La historia del maltrato
Desde tiempos remotos, remotísimos, las mujeres han servido moneda de cambio, trapo de friegas y saco de arena para boxeadores. Cuando parece que la educación puede con todo ello, la liberación de las mujeres llegó y consiguió metas, olvidando algunas que el derecho a votar no da derecho a su marido a darlas un bofetón. La juventud aún parecía más concienciada en estas lides, es decir, las mujeres no tienen dueño, mucho menos nadie tiene derecho a ponerlas una mano encima, cual es mi sorpresa cuando ayer las televisiones dijeron una nueva cifra- las maltratadas parecen que se han quedado en eso- una chica de diecinueve años moría de un disparo de escopeta a manos de su novio, un chico de veinte años que, según declaraciones de una de las vecinas del pueblo era un chico violento. Las mujeres se dejan manipular por estos tipejos de calaña deleznable que suelen estar educados de manera machista por un padre maltratador y una madre maltratada. Todo en esta vida es educacional y, excepto en raras ocasiones, si ves que tu padre pega a tu madre con frecuencia y así la consigue doblegar, en el momento en que te veas en la tesitura de discutir con una mujer recurrirás a la simpleza de la bofetada. Además, la poca cultura de esta gente suele llevar a que esto se magnifique y por más rehabilitaciones a las que se somezca al susodicho nunca será curado del todo, eso que queda en el cerebro, como dormido a la espera de una nueva oportunidad.
No merece la pena aguantar a un guapito con moto cuando te sientes maltratada de un modo u otro, no, háganme caso, el amor no es eso, no es pegar a alguien, ni hacerla sentir una basura delante del mundo, desactivar su autoestima para posearla infinitamente, hasta que se canse. Las chicas de hoy en día deberían despertar y los chicos deberíamos saber que las mujeres no son de nuestras propiedad; tan solo así conseguiremos una verdadera paridad entre todos, un mundo- utópico, somos unos trogloditas- donde nos entendamos sin que haga la falta la violencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario