Huelgas de hambre para salir de la cárcel

¡Me declaro en huelga de hambre para aprobar el bachillerato! ¡Si a otros se les ha aprobado por ser hijo de cualquier insigne apellido de mi IES, yo también quiero que me pasen la mano! ¡Me pongo en huelga de hambre, además, para que me suban la nota, así porque sí, porque me apetece! ¡Y para que me inviten a una cervecita! ¡Y me compren un ordenador nuevo!

Entiéndanme, otros lo hacen para salir de la cárcel. El primero fue de Juana Chaos, que se puso en huelga de hambre para salir de la cárcel, se rió del gobierno y ahora pasea por los alrededores del hospital donde está ingresado, recuerando kilos a costa del Estado. De Juana Chaos: asesino y chulo de España, con dos bemoles, como debe ser. Pasea con su novia, pasea escoltado... ¡Esto es España! Mientras, en Alemania debaten si soltar a un preso de un grupo terrorista, para que vean como el mundo no está del todo perdido.

Pero de Juana no es el único que se pone en huelga de hambre, también Julián Muñoz, al que en la tele llaman Cachuli cariñosamente (yo utilizaré este apelativo), dice que no come más. Que viene el avión... y el hombre no quiere comer, bueno él sabrá. Su razón es muy convincente: trato vejatorio en la detención de la Pantoja (¿la Pantoja detenida? Pero no lo sabía, ¿cuando ha sido?). Total, que ha dicho que no come más, y ahora lo médicos dicen que está en riesgo y que puede morir dentro de poco, porque ha perdido mucho peso (antes de la huelga de hambre bajó sus pantalones hasta el ombligo, ahora ya hasta la cintura ).

Las huelgas de hambre se han devaluado de tal manera, que hoy en día se usan para todo, sino fíjense en mí, que hago la huelga de hambre para aprobar, pero sé que el hambre me podrá, bueno, el hambre y la poca voluntad que tengo yo para estas cosas, como para dejar de fumar, lo mismo...