De vacaciones

La verdad es que la Navidad me gusta poco. En mi casa hemos dejado de ser navideños y estas fiestas son laicas, sin mayor motivo que alguna reunión de parientes y mucho comer y beber. Ya no hay adornos (supongo que por pereza) ni niños vestidos de pastores (los tres hermanos estamos bastante creciditos ya). Pero esto no quiere decir que no se respire felicidad que es muy distinto. Cada cual vive su navidad particular como le da la gana y aquí en mi casa la vivimos así, peor estarán en otros lados donde ni siquiera puedan celebrarla.
Lo más importante para mí de estas fechas son las primeras vacaciones largas que cojo. Largas, largas... podrían serlo más que este año apenas me va a dar tiempo a jugar con los muñequitos que me traigan los Reyes (¿Papá Noel? No lo conozco, disculpe) porque vuelvo el siete de enero y el nueve tengo que hacer una exposición en clase de Teoría de la Literatura y, la verdad, no sé cómo voy a meterle mano, pero tengo tiempo para pensarlo, no voy a aburrirles con las teorías que podría usar, paso. Pero no es lo único que tengo que hacer en Navidades, en mi cama me está esperando Los renglones torcidos de Dios, novela a la que le tenía muchas ganas y después de esa vendrá la archifamosa/exitosa (sirva el prefijo para esta también) El niño con el pijama de rayas que ya será para primeros de enero casi. También tengo que comentar algunas estrofas del Polifemo de Góngora y hacer algún texto para Fonética... ¡Buah! Se podrían meter las tareas por donde usted sabe, me parece una barbaridad que no me dejen descansar. Ya haré yo por hacer bastante poco.
Y es que, como reza el título de este post, estoy de vacaciones desde hoy mismo y eso hay que celebrarlo empezando por esta noche con los de mi clase, me voy a pegar una de esas juergas grandes, grandes.

Felices fiestas para ustedes también, estén o no de vacaciones que no pasa nada.