martes, julio 10, 2007

Inmigración e integración
España vive hoy día una de las peores olas de inmigración. Entre pateras, vuelos desde Sudamérica y los países del este con carta blanca, el país tiene serias dificultades para controlar a todos y cada uno de los ciudadanos de fuera.
Nuestras costas, sobretodo Canarias y ciertas zonas de Andalucía, reciben oleadas y oleadas de indocumentados que ven en España la Tierra Prometida donde se les colmará de dinero y otras riquezas,donde podrán vivir tranquilamente, con un trabajo bien pagado y, además podrán mantener a su familia. Mentira. Además los que vienen en pateras o cayucos (¿pero no son lo mismo?) eran apenas el cinco por cierto de todos los que entrar sin ningún control aunque parezca mentira, por lo aeropuertos entraban (o entran, no puedo asegurarlo) muchos más que por la costa, amén de ser más barato. Estos son los verdaderamente maltratados: hay algunos que los odian por ser moros, otros porque hacen honor a su incultura diciendo que vienen a robarnos y otros, en este caso mujeres, porque huelen mal (verídico). La realidad es que son una pandilla de explotados: ya sea recogiendo fresa o en cualquier otro oficio, son los pobres desgraciados que tienen que callarse por no decir que eso que cobran es una mierda, y que quieren dormir más de seis horas. Sí, es lo mismo de siempre con los patrones de siempre, bueno, los hijos de los de antes. Además, hasta que aprenden el idioma y pueden manejarse con un poco de soltura son engañados repetidas veces.
Los sudamericanos tienen el idioma para que su llegada sea más fácil. ¿Indocumentados? La mayoría, pero no por ello tardan en encontrar trabajo en cualquier lugar: repartidor, reponedor, mozo de almacén, asistenta... tienen todo un abanico donde elegir porque el idioma hace mucho. Pero claro, España es un país de racistillas de medio pelo y necesitan llamar sudaca a todo aquel que sea más moreno o tenga facciones indias, porque los occidentales, a veces, son así. Hay algunos que vienen con permiso de trabajo, al igual que los anteriores.
Los rumanos, del este, vienen a España (en particular a Córdoba) a malvivir de vender chatarra. Son los rumanos- gitanos, esos que no quieren ni en su país, y a los que, sé de buena tinta, que no les gusta trabajar y por eso prefieren buscar en la basura de los supermercados o ocupar casas sin permiso, aunque después sí que salen en la televisión diciendo que en el Cortijo de Lagartijo hay muchas ratas (ya han sido expulsados de allí y ahora están cerca de Urende). Además, son verdaderamente molestos cuando vienen a pedir una, dos y mil veces a la mesa en la que estás de charla con tus amigos. Pero, en España, esta gente viene, se instala y vive tan tranquilamente, sin una policía de inmigración que merezca la pena.
Por último, los orientales. ¡Estos sí que son verdaderos trabajadores! Aunque bien es verdad que traen al traste el mercado de los cedés y deuvedés de España (¿Música?¿Película?, dicen casi sin respirar), montan bazares donde compras cosa de mala calidad al precio de la mala calidad, tiendas de chucherías o, por supuesto, restaurantes chinos. Vienen a trabajar aunque alguna pandilla de niñatos intenten ponérselo difícil. (Para conocer la situación de los chinos en mi barrio, pincha aquí)

España no está acostumbrada a ser un país desarrollado: miramos a los negros con sorpresa, hacemos comentarios jocosos sobre la japonesa que estudia en nuestro instituto, o insultamos a los moros a la primera de cambio. También hay algunos partidos políticos, en su mayoría bebedores de la extrema derecha, que aseguran que España con tanto inmigrante, se va a pique, como por ejemplo España2000 que dice que representa a una mayoría de los españoles aunque a mí, particularmente, no me representa para nada.


(No sé por qué el blog no me deja poner títulos)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues si, el país se nos llena de inmigrantes que están explotando el mercado laboral y puede que sea una de las causas por las que no suben los salarios y porque si sube la delincuencia mientras el gobierno mira para otro lado (aunque parezca lo contrario) ¿Por que? Muy facil, porque los empresarios los necesitan para llenarse un poco mas los bolsillos y el gobierno necesita a los empresarios y su respaldo económico, esto es en el caso del PSOE (normal que de ayudas sociales=socialistas que tanto le recriminan al darselas a los inmigrantes, que tampoco será para tanto) y PP, que ya sabemos que está formado por empresarios, a pesar tambíen de sus comentarios y a la tradicional hipocresía que nos tiene acostumbrados.

JAck

Picalcan dijo...

No estoy de acuerdo con que los españoles somos racistas. Falso. Todos los años por esta época vienen sudamericanos y son "vendidos" a bombo y platillo por teles y radios diciendo en que equipo de futbol de primera van a jugar durante no se sabe cuantas temporadas.
Algún árabe, no me gusta eso de "moro", podrido de dinero pasa los veranos en la costa andaluza y lo recibimos como el rey Midas. En este caso es el árabe el que da trabajo.
Los Chinos nos visitan a cientos con cámara de fotos en mano y le hacemos la pelota por unos cuantos cientos de euros.
Podría seguir poniendo ejemplos, pero siempre pongo el mismo. Todo al que se le diga que a su bloque viene a vivir un negro se negaría desde un principio, si en vez de decirle que es un negro se dice que es Jordan, el de la NBA, todos estaríamos encantados.
Los españoles no somos racistas, somos clasistas. Los gitanos, negros, sudamericanos, polacos y árabes lejos si son pobres desgraciados si tienes dinero da lo mismo lo que sean.
Por cierto, me ha gustado que no has utilizado eso de inmigranes "ilegales"

José M. Jiménez dijo...

Son muchos los beneficios que la emigración reportaría a nuestro país, y no se nos escapa a nadie, que, gracias a ellos podemos mantener nuestro maltrecho sistema de pensiones. Cargarlos con impuestos, hacer que trabajen en lo que nosotros no queremos y encima mirarlos por encima del hombro es una actitud que es muy propia ya del ser español.

No suelo ser muy idealista, pero en ese sentido sí. Siempre pensé que nunca debieran de existir fronteras.

Picalcán, muy de acerdo contigo.