jueves, agosto 02, 2007

Fuegos

El verano es la época, además de los veraneos, de los fuegos. Fuegos que arrasan millares de hectáreas porque a algún loco le ha dado por echar a arder todo un parque natural, sin pensar nada más que en su satisfacción personal, en sentirse realizado.
El incendio de Canarias, por ejemplo, fue una de esas maldades humanas, irrefrenables, que hacen que nuestro cerebro quede a la altura del vetún: un guardia forestal que no iba a ser renovado. Dice uno de los jefecillos: Miraremos con lupa a quien contratamos. ¡No, lupa no, que seguro que le pegas fuego a algo! Miren, no es cuestión de fijarse más en la gente a la que contratan, sino que sepan que son gente cualificada y a la que no se le va a ir la cabeza para cometer tal atrocidad.
O como en Córdoba (Cerro Muriano, concretamente) donde se continúa usando en verano un campo de tiro sabiendo que es peligroso, y esto ha quedado demostrado. Fuego y más fuego que sólo puede ser apagado con aviones cisterna y helicópteros. Explosión fortuita. Claro que sí.

Pero bueno, supongo que el fuego es parte del verano, porque si no hay fuego no hay verano, y si en las noticias no dicen que el viento dificulta las labores de extinción, pues como que el verano queda un poco vacío, aunque prefiero un verano vacío que un verano lleno de fuegos.

1 comentario:

Picalcan dijo...

Si todo el año se didicara a limpiar y cuidar el bosque en verano no habría tanto fuego. Otra cosa es que un desarmado haga una cabronada, contra eso es imposible luchar. A ese tio le enseñaba yo que con fuego no se juega.