Odyssey: en busca del barco perdido

Antes de tratar el tema que reza en mi nick, quisiera comentar algo que a mí me ha llenado de mucha satisfacción personal y que a otros podrá parecerle una soberana tontería. Me han publicado en el Día de Córdoba, en el especial de las elecciones un artículo que publiqué aquí, en mi atalaya, sobre ese tema. Total, hoy he ido a la librería, he pedido permiso al librero y he visto allí la dirección de mi web y algunas partes seleccionadas de mi artículo. ¡Qué ilusión, de verdad! Para colmo, veo la cara de Revertiano y a la página siguiente la de Eboli-no encuentro su artículo para poner el link- en el Diario Córdoba (lean sus artículos, son muy recomendables). Pero, para pena de mi egolatría, el artículo no está en la web del periódico, cosa que me apena, pero bueno, los que lo hayan leído aquí pues ya sabrán de que va el tema.
Y ahora, después de alimentar mi ego, al tema:

El Odyssey busca tesoros en los mares del mundo. Esos barcos que un día se perdieron en la mar y que contienen en él infinidad de monedas de oro, de plata, un valor artístico incalculable, y también cultural.
El Odyssey tiene los medios de los que no dispone el Estado (español, en este caso) para llevar a la superficie estos barcos. Y es en esto donde viene la discusión.
El Odyssey tiene un nuevo hallazgo: un barco del que sacan esas preciosas monedas, dice el Gobierno español que ha sido en Gibraltar, el inglés que en Cornualles (eso ya no nos toca a nosotros), pero los de la empresa no dicen las coordenadas, están callados mientras, allá donde ellos estén, continúan saqueando un barco que, posiblemente, pertenezca a la juridicción de España. Eso sí, según dice la ley, no está prohibido extraer siempre que no sea con ánimo de lucro, pero sí esta prohibido el buscar y, por lo tanto, el encontrar y extraer con ánimo de lucro.
Tota, una ley hecha para la vagancia.
Spanish is different, que dicen los guiris.